Hoy me pregunto: ¿qué puedo hacer yo como empleada pública,
que ayude a conseguir la igualdad de trato y no discriminación hacia todas las
personas?
Sinceramente creo que primero tenemos que comenzar desde
nuestro interior como personas, para luego extrapolarlo al trabajo, y en mi
caso particular, a mi trabajo como empleada pública. Mis valores personales
tienen que estar en consonancia con lo que voy a poner en práctica en el puesto
laboral. La formación, la información, la propia experiencia, y relacionarse
con personas diversas son materias muy beneficiosas que ayudan a ampliar nuestra
visión y comprender mejor otras situaciones. Como trabajadores públicos debemos
hacer uso de estas herramientas.
Yo particularmente trabajo atendiendo directamente a la
ciudadanía. Un 95% de mi tiempo atiendo telefónicamente y el 5% restante les
doy acogida en la entrada de un edificio oficial. Mi constante dedicación me
impulsa a intentar estar al día en todo este tema, a fin de poder dar un
servicio de calidad a cada ciudadano. En mi caso particular, por la dedicación
a la atención telefónica, y por lo particular que es este tipo de relación,
debo poner mucho esmero y cuidado con el lenguaje que utilizo y el tono que
empleo. El servicio intento ofrecerlo siempre adaptado a la ciudadanía, con un
trato respetuoso, digno y amable.
Mi aportación para la igualdad de trato y no discriminación
es hacer uso de mis mejores formas de hacer y actuar con la ciudadanía,
intentando transmitir a los compañeros esa forma de trato. Soy muy constante
porque creo que las formas de trabajar y hacer son contagiosas, que los
compañeros y quienes están alrededor poco a poco se van infestando y en el
puesto de trabajo se genera un modelo de desempeño que caracteriza el puesto de
quienes lo ocupan.