Como mujer, y a la vez empleada pública, he padecido en distintas ocasiones discriminación y diferenciación por cuestión de género. Es muy complicado afrontar estas situaciones cuando quien ejerce este maltrato no es un igual, o cuando siendo el compañero/a, lo hace con conocimiento y permisividad del superior jerárquico.
Aún teniendo a nuestro favor los colectivos que nos representan como trabajadores públicos, quienes siempre nos apoyan en este tipo de asuntos, también nos dan a conocer lo complicado que es probar estas vivencias, porque muchas veces, quien comete el daño no lo hace públicamente, sino estudiando bien el lugar y momento en que puede hacerlo, y cuando hay testigos, éstos no se quieren implicar para no tener problemas, y porque “no es asunto suyo”.
Como empleada pública, y ya con el bagaje vital que se va adquiriendo, apoyada cada vez más por las políticas de igualdad, ya toca “hacer los deberes” y enfrentar estas vivencias cada vez que suceden en primera persona y también cuando se ven desde fuera. Los empleados/as públicos debemos en el interior de nuestra administración, dar a conocer todas estas situaciones, e intentar frenar con los representantes de los trabajadores, a aquellos compañeros/as y/o superiores que faltan al respeto y responsabilidad frente a las personas, en calidad en este caso, de género.
Por otro lado, mi tarea esencial es de atención a la ciudadanía. Tanto les presto servicio telefónico como presencial en el acceso a los edificios. Desde este ángulo, hay que cuidar mucho el trato igualitario, especialmente cuando la ciudadanía de distinto género viene junta a tramitar cualquier procedimiento, para atenderlos por igual, dirigiéndonos a cada un@ para que no se sienta nadie excluido ni minusvalorado.
También podemos solicitar la realización de reuniones grupales en nuestros servicios respectivos para dar a conocer de primera mano las necesidades en cuanto a trato en igualdad del ciudadano y adecuar los impresos para que utilicen palabras no vinculadas al género.
Y teniendo en cuenta algunas de las propuestas de compañeros/as del curso, los empleados/as públicos podemos hacer un llamamiento a los respectivos centros directivos para que se tome en consideración que todos recibamos formación en igualdad. Sería hasta conveniente que dirigido a la Función Pública de cada administración, se solicitaran estos cursos, como propuesta de formación mínima para todos/as los/as empleados/as públicos.